En todo el mundo se condena, de manera enérgica, el atentado a la democracia perpetrado el fin de semana en Honduras. Hay una enorme presión de los organismos internacionales para que se retorne de inmediato a la institucionalidad en ese país centroamericano, con el regreso del mandatario constitucional Manuel Zelaya.
Rechazo unánime de la comunidad internacional ha recibido el régimen del presidente interino de Honduras, Roberto Micheletti, luego del primer golpe de estado perpetrado hasta el momento con éxito en Centroamérica desde la época de la guerra fría, contra el presidente Miguel Zelaya.
En todo el mundo se condena, de manera enérgica, el atentado a la democracia perpetrado el fin de semana y hay una enorme presión de los organismos internacionales para que se retorne de inmediato a la institucionalidad en ese país centroamericano, con el regreso del mandatario constitucional.
Los pronunciamientos, en ese sentido, se han lanzado desde la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Organización de Estados Americanos (OEA), el Grupo de Río, el grupo de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA), el Parlamento Centroamericano (Parlacen), y el Sistema de Integración Centroamericana (SICA).
Esta reacción en cadena derivó del hecho de que Micheletti fuera designado el domingo pasado por el Congreso para concluir en enero de 2010 el mandato de Miguel Zelaya, quien fue arrestado por soldados a punta de pistola y puesto en un avión con rumbo a Costa Rica.
Tras una tensa semana de enfrentamientos, los poderes Judicial y Legislativo hondureños depusieron a Zelaya, con el argumento de que era ilegal la pretensión del mandatario de llevar a cabo una consulta popular para que la población definiera si en las elecciones de noviembre se poseía una urna para convocar a una constituyente. Estados Unidos, la Unión Europea y una variedad de gobiernos extranjeros expresaron su apoyo a Zelaya.
En Washington, tras una reunión con el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, el presidente estadounidense Barack Obama sostuvo que el golpe que depuso al presidente hondureño Miguel Zelaya es ilegal y que sentaría un “terrible precedente”, de transición a una fuerza militar, a menos que sea revertido. Obama dijo que trabajará con la Organiza
ción de Estados Americanos (OEA) y con otros países e instituciones para lograr la vuelta de Zelaya al gobierno.
Desde el presidente estadounidense Barack Obama —quien señaló que la destitución de Zelaya “no fue legal” y que para su administración, el ahora mandatario desterrado sigue siendo legalmente “el presidente de Honduras”—, pasando por Felipe Calderón —que en su calidad de secretario del Grupo de Río, condenó el golpe de Estado y demandó el restablecimiento del orden constitucional—, hasta el secretario de la OEA, José Miguel Insulza —quien señaló que no reconocerán al poder ilegitimo de Micheletti—, la condena al régimen golpista fue total.
En representación de 18 países cuyos dirigentes se reunieron en la capital de Nicaragua, Managua, Calderón exigió el respeto a la constitucionalidad de Honduras y demandó al régimen de Roberto Micheletti que se abstengan de más detenciones y se restituyan los derechos en ese país.
El presidente cubano, Raúl Castro, declaró que “el golpe de Estado, fascista, contra Zelaya es una afrenta contra los pueblos de Latinoamérica y Centroamérica”, advirtió que este hecho no quedará impune y destacó que no habrá negociación alguna con los golpistas.
También el presidente de Ecuador, Rafael Correa, dijo que no se tolerarán “títeres ni fantoches”, y advirtió que “le vamos a meter toda la presión internacional” a Micheletti para que sea reconocido el presidente Miguel Zelaya. Correa resumió así el acuerdo al que llegaron los mandatarios integrantes del ALBA, el SICA, la OEA y el Grupo de Río,
quienes se reunieron de manera urgente en Managua para analizar la crisis política en Honduras.
Las presiones convenidas incluyen el retiro de embajadores, medidas de presión comerciales, internacionales y podrían llegar hasta la expulsión de Honduras de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Para empezar, los países miembros del ALBA anunciaron el retiro de sus embajadores en Honduras, mientras que los países centroamericanos: Guatemala, El Salvador y Nicaragua, suspendieron el comercio terrestre con esa nación. México también retiró a su representante diplomático, Tarcisio Navarrete.
Fuente: poresto.net