Por Juan Pablo Placido
jp_placido@hotmail.com
Cuando el presidente de República Dominicana, Leonel Fernández, dispuso fortalecer el Sistema de Integración Centroamericana, acreditando representantes permanentes en los órganos que lo componen, debió tener presente la cantidad de aspectos comunes existentes entre los países que integran esta región que la historia y la proximidad geográfica hacen única.
Los centroamericanos, con excepción de El Salvador, y los dominicanos, somos Caribeños, estamos colocados en la misma trayectoria del Sol, al decir de Don Pedro Mir o en la Frontera Imperial, como dijo de Juan Bosch. Fuimos conquistados por los españoles, hablamos el castellano, profesamos la fe católica en la gran mayoría de nuestras sociedades, en fin, formamos una sola realidad.
Siendo así, procede que sus mentes más lucidas empiecen a ver todas estas proximidades y que a partir de las mismas construyamos el edifico de nuestras prosperidad, aprovechando todo el potencial de que disponemos, sin tener que cruzar a otros continentes. Para ello es que trabajamos en la integración regional.
En materia turística podemos sacar grandes ventajas de Centroamérica. República Dominicana es país líder en el Caribe en la cantidad de llegadas turísticas, es el líder en habitaciones hoteleras, es el país con más aeropuertos internacionales de la región.
El valor de nuestra moneda frente al dólar es otra ventaja a la hora de ofertar un paquete de vacaciones. En El Salvador y en Panamá la moneda es el dólar, treinta y cinco veces más caro que el peso dominicano, en Guatemala, el Quetzal se cotiza a ocho por cada dólar, o sea, cuatro veces más caro que el peso dominicano, y así, bastante parecido, en los demás países.
jp_placido@hotmail.com
Cuando el presidente de República Dominicana, Leonel Fernández, dispuso fortalecer el Sistema de Integración Centroamericana, acreditando representantes permanentes en los órganos que lo componen, debió tener presente la cantidad de aspectos comunes existentes entre los países que integran esta región que la historia y la proximidad geográfica hacen única.
Los centroamericanos, con excepción de El Salvador, y los dominicanos, somos Caribeños, estamos colocados en la misma trayectoria del Sol, al decir de Don Pedro Mir o en la Frontera Imperial, como dijo de Juan Bosch. Fuimos conquistados por los españoles, hablamos el castellano, profesamos la fe católica en la gran mayoría de nuestras sociedades, en fin, formamos una sola realidad.
Siendo así, procede que sus mentes más lucidas empiecen a ver todas estas proximidades y que a partir de las mismas construyamos el edifico de nuestras prosperidad, aprovechando todo el potencial de que disponemos, sin tener que cruzar a otros continentes. Para ello es que trabajamos en la integración regional.
En materia turística podemos sacar grandes ventajas de Centroamérica. República Dominicana es país líder en el Caribe en la cantidad de llegadas turísticas, es el líder en habitaciones hoteleras, es el país con más aeropuertos internacionales de la región.
El valor de nuestra moneda frente al dólar es otra ventaja a la hora de ofertar un paquete de vacaciones. En El Salvador y en Panamá la moneda es el dólar, treinta y cinco veces más caro que el peso dominicano, en Guatemala, el Quetzal se cotiza a ocho por cada dólar, o sea, cuatro veces más caro que el peso dominicano, y así, bastante parecido, en los demás países.
En materia de seguridad ciudadana, aunque tenemos nuestros focos de violencia, nunca igual a la mayoría de países de Centroamérica.
La suma de la población centroamericana ronda los cuarenta millones de personas, un potencial nada despreciable para quien busque nuevos nichos de turistas.
Los suramericanos y los centroamericanos añoran venir a la República Dominicana y particularmente a Puerto Plata. Nos ha faltado mirar hacia esa parte del mundo que nos queda en el patio.
A veces nos hemos limitado a buscar turistas en el Canadá, en toda Europa y en los Estados Unidos.
Ya es hora de explorar los llamados mercados emergentes sin descuidar los ya conquistados. ¿No fuimos nosotros los dominicanos quienes patentizamos el dicho de que detrás de cualquier yagua sale tremendo alacrán?
Cien mil o doscientos mil turistas de Centroamérica no nos caerían mal cada año.
Para conseguir que nuestro país, y Puerto Plata de manera especial, sean visitados por turistas de Suramérica y de Centroamérica solo debemos conseguir, como lo consiguió Punta Cana, que una de las líneas aéreas centroamericanas, COPA o TACA, haga escala o llegue directamente a Puerto Plata.
Fue en este interés que en días recientes solicite un encuentro de trabajo con las Asociaciones Hoteleras de Puerto Plata, para tratarle este tema.
Para esta gestión puse mi conocimiento y disposición al servicio de concretar tan importante oportunidad.
En el marco de la integración de República Dominicana con Centroamérica se pueden encaminar varias acciones.
Los jefes de gobiernos de nuestros países, máxima instancia del Sistema de Integración, pueden adoptar un acuerdo que establezca que los vuelos entre nuestros aeropuertos se consideren vuelos domésticos.
Y no hablo de una idea quimérica, ya existe un acuerdo fronterizo entre cuatro países de Centroamérica, el CA4, que autoriza a los ciudadanos de los países miembros a pasar por sus fronteras sin más requisito que probar que se es parte de uno de ellos.
Un acuerdo como ese abarataría enormemente el costo de los pasajes y de estadía de un centroamericano en la República Dominicana y viceversa.
Un acuerdo como ese abarataría enormemente el costo de los pasajes y de estadía de un centroamericano en la República Dominicana y viceversa.
Igualmente, en el marco de la Integración centroamericana, los jefes de estados de los países que la forman, pueden crear la cedula centroamericana y dominicana, documento que sustituiría el visado y la tarjeta de turista entre nuestros países.
Son estas y otras más las acciones que podemos impulsar juntos para darle sentido práctico a un proceso de integración que muchas veces desconocemos, por lo que nos preguntamos para que nos sirve.
Desde que fui nombrado en el PARLACEN me propuse contribuir desde mi posición para que República Dominicana sacara las ventajas que el marco del tratado nos permite. Transfiero, pues, mi humilde posición e influencia a los sectores sociales y productivos que quieran hacer uso de ella.
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