A raíz de los problemas en América Central, y por iniciativa del gobierno panameño, se reúnen en la Isla Contadora, en enero de 1983, los cancilleres de México, Colombia, Venezuela y Panamá creándose así el Grupo de Contadora, con el objetivo de intentar buscar una solución negociada al conflicto centroamericano, basado en la autodeterminación, no intervención, desmilitarización y democratización.
En este contexto, la Unión Europea manifestó por primera vez su pleno apoyo a las iniciativas de paz para Centroamérica, recalcando la importancia de una mayor cooperación para el desarrollo de Centroamérica durante la reunión del consejo europeo en Stuttgart en junio de 1983.
Los ministros de relaciones exteriores, de Argentina, Uruguay, Brasil y Perú suscriben la Declaración de Lima que da origen al Grupo de Apoyo a Contadora. A estas dos instancias latinoamericanas se suman el respaldo de la Unión Europea, y es en este esfuerzo conjunto, en el que Centroamérica retoma el camino de la paz y la democracia que marcó el proceso de Esquipulas.
Sin embargo, a pesar del arduo trabajo que significó la pacificación del área, Costa Rica se niega a integrar el Parlacen y la Corte centroamericana, por considerar que eso implicaría entregar parte de la soberanía, porque de acuerdo a sus líderes en este caso el ex canciller Bruno Stagno dijo que este Parlamento no presta utilidad, y por otro lado el ex presidente Arias manifestó que ese es un tema cerrado.
No obstante, en opinión de los nuevos líderes centroamericanos la Presidenta Laura Chinchilla ha dado muestras de por lo menos aceptar, escuchar y participar de algunos foros a los que se le ha invitado, en el que se han tocado diversidad de temas, entre ellos retomar el del Parlacen.
Está claro que los objetivos del Parlamento Centroamericano están fundamentados en propiciar la convivencia pacífica y la seguridad, como también la consolidación del sistema democrático, pluralista y participativo de Centroamérica.
Según el acta constitutiva, el Parlamento Centroamericano es un órgano regional de planteamiento, análisis y recomendación sobre asuntos políticos, económicos, sociales y culturales de interés común, con el fin de lograr una convivencia pacífica dentro de un marco de seguridad y bienestar social, que se fundamente en la democracia representativa y participativa, en el pluralismo y en el respeto a las legislaciones nacionales y al derecho internacional.
También, tiene toda una normativa establecida para completar esfuerzos de entendimiento con mecanismos institucionales, que permitan fortalecer el diálogo, el desarrollo, la democracia y el pluralismo como elementos fundamentales para la paz y la integración de Centroamérica.
Finalmente, el carácter evolutivo y dinámico del proceso es posible, pero es necesario reconocer que la integración será posible si existe una voluntad manifiesta o explícita del poder político.
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