Discurso escrito y pronunciado por el Honorable Diputado Manolo Pichardo durante su jueramentación y toma de posesión como presidente del Parlamento Centroamericano, PARLACEN)
El pasado viernes 28, hace apenas 3 días, el Parlamento Centroamericano, PARLACEN, arribó a sus 20 años de instalado. Este órgano político del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), surgió de la necesidad histórica de reconciliar a la sociedad istmeña, de que abandonara las confrontaciones que en el orden militar se escenificaban, de dejar atrás largos años de disociación política gobernada por el autoritarismo, el lenguaje de las armas y las balas, y sustituirlos por el lenguaje de la razón, la reconciliación, la tolerancia, la libertad y la democracia, para poner a salvo las vidas que se perdían, y echar a andar por el camino del diálogo a los hombres y mujeres que debían construir una mancomunidad de pueblos prósperos y democráticos; era el momento de construir la Gran Patria Centroamericana.
Contadora fue el punto de partida para los históricos acuerdos de Esquipulas I y II, donde se gestó el relanzamiento de un proceso de integración que no avanzaba, en razón de que la Guerra Fría puso en Centroamérica, los hornos calientes que sirvieron de experimentos a los planes políticos e ideológicos de los Estados Unidos y la Unión Soviética, que se colocaban por encima de los auténticos intereses de nuestros pueblos.
Roto el hechizo bipolar que nos convertía en autómatas y transformaba nuestras tierras en interminables paños vestidos de sangre, en un escenario para una larga y siniestra caravana de la muerte, la integración encontró el camino de la mano de la consolidación del proceso de paz y el afianzamiento de una democracia que vamos construyendo día a día.
La unipolaridad también puso en riesgo el proceso, porque pasamos a estar en la mira de intereses, que fuera de nuestro territorio, urdían planes con énfasis en el dominio, poniendo la mira en la vastedad de nuestros recursos naturales, como si previeran que en un futuro muy cercano, estos recursos desatarían voraces luchas que terminarían con la soberanía que en colectivo, como voz unitaria y armónica, levantamos a través de nuestro proceso de integración.
La plataforma impulsada desde la unipolaridad para crear un mercado global que le permitiera convertirse en el suplidor de los bienes y servicios que demandara el consumidor a nivel planetario, se fue de bruces, porque la globalización se convirtió en un abanico de oportunidades que abrió caminos a los emergentes, y comenzaron a impulsar la creación de bloques económicos, que hoy se han convertido en el instrumento de que echan manos los países que buscan protegerse del darwinismo económico desatado tras la apertura de los mercados.
En este contexto de multipolaridad llegamos a los 20 años, lo que nos pone en la ruta de asumir los retos que nos impone la nueva realidad; una realidad que no sólo se expresa en el ámbito de lo económico o lo geopolítico, sino en el deterioro del medio ambiente, en el auge e internacionalización del crimen organizado, del narcotráfico con crecimiento acelerado indetenible, de las bandas delincuenciales transnacionales, de la trata de blancas, solo para mencionar algunas expresiones indiscutibles de falta de oportunidades de nuestras sociedades; en el agotamiento de un modelo de capitalismo basado en la especulación y desregulación que lo convierte en rapaz, amoral y por lo tanto inhumano.
El pasado viernes 28, en una feliz coincidencia, como ya he dicho antes, se juntó, la celebración de los 20 años de instalado el PARLACEN, con la elección que ha dado la presidencia por primera vez a la República Dominicana, una responsabilidad que ha recaído sobre la persona que les dirige la palabra.
El compromiso llega en el contexto que he definido, y a poco más de un año de la entrada en vigencia de las Reformas al Tratado Constitutivo del Parlamento Centroamericano, que redefine su naturaleza jurídica y que de órgano de simple propuesta y recomendación, lo convierte en el órgano de impulso, control y vigilancia respecto de los asuntos políticos, económicos, sociales y culturales para lograr el objetivo fundamental del Sistema, que es la integración de la región; el nuevo instrumento jurídico le da nuevas atribuciones, que lo hacen más visible ante los gobiernos y pueblos de los Estados parte, así como más incidente ante los demás órganos y organismos del Sistema, que ponen en sus manos decisiones que podrían cambiar el curso del proceso de integración si así lo entendemos y asumimos. El reto es convertir al PARLACEN en el órgano que pueda liderar el proceso de integración.
Una dispersión jurídica e institucional se observa en El Sistema, cada órgano u organismo anda por el camino que entiende, traza los planes de acuerdo a la visión que tienen del proceso, y con toda la buena fe del mundo, andamos trabajando sin coincidir en un plan consolidado que avance en una misma dirección, que nos empuje hacia una agenda unitaria, cuyo impulso debe ser responsabilidad compartida por la Reunión de Presidentes y el Parlamento Centroamericano.
Es tiempo ya de que comencemos a trabajar juntos y de manera coordinada, sin que nadie sienta que se le desplaza, porque las reglas de juego están, y cada órgano y organismo del Sistema tiene claro cuáles son sus roles en el complejo proceso de integración.
El PARLACEN, como órgano político del Sistema deberá jugar su rol de fiscalización, de hacer del proceso una labor transparente a través de la cual los ciudadanos y ciudadanas centroamericanos, sientan que monitorean esta carrera hacia la integración comunitaria. No puede ser de otra manera, porque los diputados y diputadas ante este órgano somos una representación legítima de nuestros pueblos, ganada a través del voto popular, secreto y directo, por lo que consecuentemente el PARLACEN se constituye en el sustento democrático del SICA, según el anhelo expresado por los Presidentes Centroamericanos en la Declaración de Esquipulas I, al afirmarse: “Que es necesario crear y complementar esfuerzos de entendimiento y cooperación con mecanismos institucionales que permitan fortalecer el diálogo, el desarrollo conjunto, la democracia y el pluralismo como elementos fundamentales para la paz en el área y para la integración de Centroamérica”.
En el orden político, nos hemos asignado la responsabilidad de traer de vuelta a Panamá, porque su salida es una estocada que lastima severamente la integridad del proceso, ya que el mismo es mucho más que libre intercambio de mercancías y servicios. Belice y Costa Rica son pueblos hermanos que deben acompañarnos en este esfuerzo para construir una comunidad regional próspera, atractiva y de mayor peso específico frente a la comunidad internacional. Hay que completar la integración del istmo en torno a todos los órganos y organismos del Sistema; pretendemos reafirmar el principio de UNIVERSALIDAD, como compromiso de los Estados parte del SICA y según el cual todos los Estados deben participar en todos los órganos del mismo.
Pero como no basta con juntar en torno a este proyecto de desarrollo regional a la Centroamérica continental, esta gestión de República Dominicana, que inicia hoy, se constituirá en puente para que, la otra Centroamérica, la insular, la que se rodea por todas partes de mar Caribe, venga a sumarse al esfuerzo integrador que nos hará visibles, que nos hará construir una comunidad de hombres y mujeres con oportunidades de vivir el sueño del bienestar colectivo. No queremos que nos miren simplemente como seres humanos que forman parte de un amplio mercado de más de 40 millones de consumidores, queremos que nos vean como una comunidad de ciudadanos que ejercen libremente sus derechos, en el marco de un irrestricto respeto a los derechos humanos, en procura de un objetivo común: el desarrollo sostenible de nuestros pueblos.
Estimados diputadas y diputados, señoras y señores, hay sectores que le temen a la unión de nuestros pueblos, hay sectores que viven del antiintegracionismo, porque se aferran al clásico modelo de Estado-Nación, que en el mundo actual, globalizado y con fronteras comerciales cada vez más débiles no sirve, si queremos ponernos en la ruta de los que apostando a la integración, van definiendo bloques poderosos, atractivos a la inversión y dispuestos para la producción en escala, seguros de un mercado que les sirva de respaldo.
El viejo debate sobre la soberanía como concepto clásico a ultranza, es una excusa que se levanta con la intención de frenar la unión comunitaria, y no se dan cuenta de que cederla de manera voluntaria, para pasar a compartirla en beneficios de los ciudadanos y ciudadanas de nuestros pueblos, es un verdadero acto soberano.
Hace apenas unos días asistí en Brasilia a la Segunda Conferencia de Liderazgo Global sobre “Oportunidades, Dificultades y Retos de América Latina”, convocado por las fundaciones Paz Global, Esquipulas y el Instituto de Desarrollo del Pensamiento Patria Soñada, y aunque los temas planteados se referían a energía, alimentos y ética, fue inevitable que los cerca de 20 expositores, más de la mitad de ellos expresidentes de la región, llevaran el tema de la integración.
Allí afloró la cuestión de la soberanía, pero hubo una coincidencia total sobre la necesidad de la integración latinoamericana, sobre la urgencia de impulsar, fuera de lo ideológico, el sueño del libertador Simón Bolívar como manera de construir una región con desarrollo sostenible.
En el Foro de Biarritz, celebrado recientemente en Santo Domingo, el tema de la integración no se quedó de lado. Un cable de la agencia EFE, fechado en esta ciudad dice: “El Foro de Biarritz, un encuentro de reflexión política, social y económica entre América Latina y Europa, concluyó hoy en Santo Domingo con una clara apuesta por la integración y la regulación como elementos claves en la búsqueda de la prosperidad de los pueblos”.
Y continúa: “Políticos, economistas y expertos en diferentes disciplinas debatieron durante dos días acerca de si es posible un nuevo modelo de desarrollo en América Latina y las conclusiones alcanzadas pusieron de relieve que ese modelo pasa por una unidad basada en la integración política y económica”.
Tanto en Brasilia como en Santo Domingo, se criticó que la integración no pasa de los acuerdos en papeles, porque falta voluntad política, y mientras no pasemos de las discusiones a las acciones, el proceso globalizador nos desbordará y nos dejará entre el montón de perdedores que no entendió a tiempo que la integración es un instrumento económico y político de última generación del que podemos echar manos para avanzar hacia el desarrollo de manera compartida.
Colegas diputados y diputadas, debemos aprovechar las nuevas atribuciones que nos han dado las reformas a nuestro Tratado Constitutivo, para poner en marcha un plan que articule el trabajo de los demás órganos y organismos con el nuestro, de suerte que aceleremos el motor de un modelo integrador que nos vaya llevando a profundizar nuestro mercado común, que avancemos a la unión aduanera y a la unión política, que nos permita tener ciudadanía común, política exterior común, defensa común, moneda común; en fin, una unidad geoeconómica y política más fuerte y amplia que la que soñaron Francisco Morazán, José Martí y Juan Bosch.
Para ponernos a tono con estas demandas y necesidades, es preciso que hagamos ajustes en el orden político y administrativo, y para ello es necesario la implementación de una nueva estructura organizacional que fortalezca los procesos parlamentarios, los procedimientos administrativos y financieros que nos permitan contar con un presupuesto de una elaboración técnica que nos ayude a incluir mecanismos de evaluación de indicadores, no sólo de inversión, sino de impacto de desembolsos ejecutados. Lo que nos proponemos es crear una revolución que implique instrucción y oportunidades para el personal que maneja el día a día de nuestra institución, para que la sequemos del letargo y la modorra, para que estemos en capacidad de convertirnos en un importante eje alrededor del cual giren muchas de las propuestas que agilicen el proceso de integración de nuestra Centroamérica ístmica e insular y hagamos del PARLACEN la institución líder del SICA.
Tenemos el compromiso de impulsar esta revolución con la colaboración de todas y todos, conscientes de que sólo será el comienzo, porque un año no es suficiente para lo que nos proponemos iniciar a partir de hoy, otros deberán continuar en la labor de carpintería que irá poniendo los detalles para que desde un PARLACEN fuerte abramos espacios para la consolidación y el avance del proceso de integración.
Desde nuestro nacimiento hemos vivido muchos momentos de turbulencias, provocados unas veces por ignorancia, y otras veces por intereses espurios ajenos al bien colectivo, al sueño de nuestros próceres; nada, sin embargo, tiene ni tendrá la fuerza para destruir este instrumento democrático y plural, el instrumento que en su momento servirá para definir el contrato social regional que nos colocará en una comunidad del siglo XXI, moderna, pujante, próspera, democrática, atractiva e incluyente.
¡Viva el Parlamento Centroamericano!
¡Viva el proceso de integración centroamericano!
¡Construyamos juntos la Unidad Comunitaria Centroamericana que soñamos!
¡Muchas gracias!
Manolo Pichardo
Ciudad Guatemala
Octubre 31, 2011