Por María Cristina Rodríguez
Con sus múltiples destinos naturales y una serie de microclimas que cuando soplan los vientos y calienta un sol inmisericorde, la clarísima luz de su atmósfera permite contemplar un paisaje centelleante, para dar paso a una urbe colorida, que atrapa por su ritmo febril, su empuje comercial y sus noches. Tierra costeña, calurosa, húmeda, atractiva y laboriosa.
Así es Esquipulas, el destino religioso más importante de Centroamérica, de la cual se desprende todo un abanico de culturas, costumbres y tradiciones.
El Municipio de Esquipulas está situado en la parte sur-oriental del pueblo de Chiquimula, República de Guatemala y tiene una extensión territorial de 532 kms2.
Su producción agrícola se basa en la siembra de maíz, trigo, avena, cebada, papas, habas, alverjas, frijol y manzana, mientras que su artesanía en tejidos típicos de algodón, muebles de madera, velas, cuero, teja y ladrillo de barro.
Cuentan los historiadores que la provincia de Chiquimula de la Sierra fue sometida en 1525
por los capitanes españoles Juan Pérez Dardón, Sancho de Barahona y Bartolomé Becerra, los cuales actuaban a las órdenes de Pedro de Alvarado. Ellos y Conciso Hernández llevaron la religión católica a toda la región y por esos años fue conquistada por primera vez Esquipulas.
Los habitantes del lugar, no pudiendo soportar la pérdida de su libertad y siguiendo el ejemplo de otros pueblos que se alzaron en armas, se sublevaron, declarándose independientes de los españoles, en el mes de Abril del año 1530.
A lo largo de su historia, Esquipulas ha sido un lugar especialmente bendecido por Dios, su nombre mismo lo indica, el cual significa “paraje o lugar donde abundan las flores”.
Desde esta ciudad salieron los acuerdos de paz, que terminaron con los conflictos armados en Centroamérica y que auspiciaron la creación del Parlamento Centroamericano como órgano político de discusión y debates durante los años 1986 y 1987. A estos acuerdos se les conoce como Esquipulas I y II.
La ciudad pudiera ser escenario para un tercer Esquipulas que promueve el Parlacen, el que han definido como el Esquipulas de los pueblos, porque abordará los temas sociales y ecológicos de la región.
Esta ciudad es reconocida como el principal punto de peregrinaje católico de Centroamérica, ya que es el lugar donde se venera al Cristo Negro de Esquipulas.
El referido Cristo, es una imagen de Jesús crucificado, a la cual, millones de devotos le rinden culto desde hace más de 400 años en el templo católico que lleva el nombre de este pintoresco poblado.
La tradición cuenta que Quirio Cataño, escultor de la obra, uno de los más grandes en su profesión del Reino de Guatemala, el cual llegó al pueblo procedente de Portugal, de quien se sabe que dejó otras obras en El Salvador y República Dominicana, había utilizado madera oscura para esculpir la imagen, de modo que se pareciese más a la piel de los habitantes de Esquipulas, decendientes del pueblo Chortí, sin embargo, según el arquitecto Eduardo Andrade, durante su restauración se descubrió que había sido originalmente acabada con un tono claro, y que a lo largo de más de 400 años de veneración, exposición al humo de las velas y las manos de millones de fieles, le proporcionaron su característico tono oscuro.
La imagen del santo crucifijo llegó a Esquipulas el 9 de marzo de 1595 y fue recibida con mucha alegría por los habitantes del lugar quienes la colocaron en una pequeña ermita a donde empezaron a llegar en gran número los devotos del Señor.
Aquí se mantuvo hasta 1759 ya que con el paso del tiempo los favores y las gracias de Jesús crucificado comenzaron a extenderse tanto por los lugares vecinos que la capacidad de la ermita se volvió algo insuficiente para albergar a todos los peregrinos y por deseos del señor Arzobispo de Guatemala Francisco José de Figueredo y Victoria, se trasladó a su nuevo templo: El Santuario de Esquipulas, mandado a construir en aquel gran campo que un día floreció de algodón y que hizo posible adquirir los fondos para mandar a esculpir al Cristo Negro, el cual finalmente es trasladado en el siglo XVII .
En la víspera de la fiesta patronal de Esquipulas, la cual se celebra el 15 de enero, es notable la peregrinación de miles de devotos que van llegando de diferentes países del mundo, principalmente de Guatemala, Honduras, El Salvador y México, los cuales inundan el boulevard llamado igual que el creador de la imagen.
Debido a la gran cantidad de inmigrantes de estos países en Estados Unidos y otros lugares, esta fecha es ahora celebrada también en lugares como Los Angeles y Nueva York.
Una de las formas más particulares de rendir penitencia a esta milagrosa imagen, es llegando de rodillas desde un mirador que dista a más de dos kilómetros del templo, hasta su interior.
El santuario, es certificado como el más grande de Centroamérica. Asimismo, es el único de toda Latinoamérica que posee cuatro torres de campanarios.
Realmente el Señor de Esquipulas realiza un milagro contínuo: la unión de millares de personas en un lugar común con una ilusión compartida: presentar sus plegarias al creador del Cielo.
Con el paso de los años y con los avances de los medios de transporte y comunicación, el número de peregrinos ha ido en un aumento creciente y por consiguiente la devoción al Señor de Esquipulas ha atravesado las fronteras patrias, hasta hacer de Esquipulas la “Capital Centroamericana de la Fe ” .
Al caminar para llegar a la Basílica de Esquipulas se disfruta mejor de su vista, la cual se siente majestuosa conforme se acerquen a ella, con sus paredes y campanarios blancos y sus puertas enormes. Una vez adentro, a pesar del inevitable murmullo debido al rezo de los devotos, el ambiente transmite tranquilidad, la talla del Cristo Crucificado se impone y lleva de inmediato al visitante a otras eras de la historia de Guatemala.
El olor a incienso, la llama de velas y veladoras, prepara en cierto modo al turista para cuando se acerque al altar y vea de cerca, a los mudos testigos que han ido dejando los feligreses y que consignan curaciones, favores o incluso algún milagro.Además de santiguarse echándose agua bendita en los servicios que los párrocos del lugar prestan cada hora, los fieles aprovechan para comprar dulces típicos, artículos religiosos y artesanías guatemaltecas.
En las afueras de la basílica abundan los negocios que ofrecen dulces, veladoras y candelas para los fieles que llegan al lugar.
Debido a su importancia como centro turístico y religioso, la población de Esquipulas se dedica mayormente al comercio, así como también tiene como su fuerte el cultivo de cafe, produciendo en sus montañas una de la mejores variedades de más alta calidad de cafe existente.
El recuerdo más común es el llamado sombrerito de Esquipulas, que consiste en un sombrero de ala estrecha, que lleva colgando pequeños objetos de todo tipo, fabricados con toda clase de materiales.Los exvotos o pequeñas figuritas de cera, que tienen la forma de alguna parte del cuerpo o de algún objeto, como una silla de ruedas,representa una dolencia que ha cesado gracias a la intervención divina; o al menos eso afirman los devotos de la imagen.
No faltan las estampas con imágenes del Cristo Negro, así como unos interesantes rostros de Jesús, tallados a la inversa, que dan la sensación de seguir con la vista, cuando quien los observa se desplaza horizontalmente.
Aparte de la basílica, iglesia barroca del siglo XVIII que tomó veinte años en construirse, no debe dejar de visitarse en Esquipulas, la iglesia parroquial dedicada al apóstol Santiago y el Cerrito de Morola.
Debido a su importancia religiosa así como por haber sido sede de diferentes acontecimientos, se le conoce con varios títulos entre ellos, la Capital de la fe centroamericana, Sede del trifinio, El Parlamento Centroamericano y Puerta abierta hacia la paz.